viernes, 18 de septiembre de 2009

Las azoteas de Buenos Aires


Esa noche de viernes fue muy parecida a los tres días anteriores. Húmeda, calurosa y donde el panorama más interesante era una azotea a tres cuadras del obelisco más famoso de Latinoamérica. Ya habíamos aceptado el hecho de que nuestras pretensiones hedonistas habían sido frustradas por la incompetencia de las autoridades bonaerenses en cuanto a seguridad se trata, lo que se transformó en una tragedia de magnitudes. Para nosotros, cinco simples amigos adolescentes mutantes, esto significaba que el universo nos odiaba y que todos los locales de Buenos Aires estaban cerrados por no cumplir las normas de seguridad en las salidas de escape.


Pero habíamos planeado tanto tiempo este viaje que nada nos detendría, aunque nada hubiese sido bastante. La primera noche vaciamos el cargamento de cervezas del hostal. Fueron, si mal no recuerdo, más de veinte Quilmes de las que nos hicimos cargo. Llevábamos 23 horas viajando en un bus del terror y el taxista que nos llevó al hostal nos estafó con un billete falso, por lo que veinte Quilmes no eran muchas en ese momento. Esa noche no salimos.

La noche siguiente salimos a corroborar los estragos del caso “Cromagnon”. Llovía a mares, lo que dificultaba aún más nuestra tarea: encontrar un lugar para beber y conocer a nuestros amores de verano. Nos quedamos bajo un toldo hasta que cesó un poco la lluvia y giramos a la derecha, siempre cuidando nuestros pasos para poder volver al hostal.

-Volvamos, no hemos visto nada abierto ni lo veremos- dijo Rafa, ya exhausto con la peregrinación.

-Yo vi un par de gringas en el hostal, no es mala idea- dijo Nicolás, tratando de salvar la noche.

-Puta bengala, puta lluvia, puto taxista- pensaba yo.

-Ahí se oye música, vamos a ver- grito Felipe mientras le brillaban los ojos. Era nuestra última oportunidad.

Era una escalera que daba a un subterráneo y, efectivamente, se escuchaba música. Felipe y Nicolás bajaron casi corriendo, mientras que Rafa, Javier y yo permanecimos un poco escépticos, aunque bajamos de todas formas.

-¿Qué hacen aquí?- Nos dijo con cara de perro una mujer con un vestido embasado al vacío y unos tacos impresionantes. -No pueden estar acá. ¡Váyanse!- y ahora sí corrimos todos.

El local era angosto pero profundo, y ahora que lo pienso, el que no haya tenido algún letrero afuera debió habernos dicho algo. A mano derecha, a los pies de la escalera, había una cabina con ventanales, probablemente para los “clientes VIP”, con más mujeres embasadas al vacío. Por el resto del local, repartidos en las mesas, chinos vestidos de terno y con lentes oscuros y créanme, nadie que ande con lentes oscuros de noche es de fiar. Todos nos miraban con cara de pocos amigos y nuestra huida no se hizo esperar.

-¿Dónde mierda nos metimos?- pregunté entre risas.
-En un prostíbulo- dijo Rafa entre más risas.

-¿Se dieron cuenta que habían puros chinos de terno?- dijo Nicolás, mientras huíamos elegantemente (caminando rápido).

-Estaba rica la mina que nos echó- Felipe dijo lo que todos pensábamos.-Uno de los chinos se metió la mano en la chaqueta y juro que vi una pistola- Ninguno de los demás lo vio, pero Felipe sigue convencido hasta el día de hoy que estuvo cerca de la muerte.

El día anterior nos había dicho que alguien nos venía siguiendo, mientras recorríamos el centro buscando un lugar para cambiar dólares y resultó ser una vieja coja, por lo que esa pistola podría haber sido un lápiz, un celular o simplemente un chino buscando algo en su chaqueta, con lentes oscuros en una casa de putas subterránea.

Finalmente nos reímos del asunto en una fuente de soda, entre cervezas y Malboros (los cigarros más suaves que pudimos encontrar) y esa segunda noche decidimos que la azotea del hostal era un lugar seguro y, como descubriríamos luego, bastante entretenido.

Durante las noches siguientes beberíamos cerveza en calzoncillos bajo una tormenta, David Bowie le iba a escupir en la cara a una gringa, Felipe y Nicolás tendrían romances pasajeros e internacionales y yo despertaría en un hoyo luchando por mi vida y gritando por ayuda. Y es que las azoteas de Buenos Aires tiene ese no se qué…

Continuará…

2 comentarios:

javier dijo...

JAJAJA cigarro a las 9 de la mañana no es buena idea

Felipe dijo...

solamente tengo una cancion para ese viaje..

ALCOHOL.. ALCOHOL ..ALCOHOL ALCOHOL ALCOHOL... HEMOS VENIDO A EMBORRACHARNOS EL RESULTADO NOS DA IGUAL..

fuera de webeos hay weas notables de ese viaje wn ... ahi teni el libro listo ... como: recien despertando y rafa en el restoran del frente vestido de etiqueta con un champange Dom Perignon comiendo caviar y langosta jajajaa... o el español gay agarrandolos a besos... yo y bowie vs todo el hostal (el maraqueo no se mancha)... keno: "galan de porno peruana" a lado de una peruana ... ugis y hamburgesas a como 100 pesos chilenos ... kill kenys (o como se escriba)... cha cha cha... soy el irlandes... el isarali al que el veliz le pregunto si en su pais habia poca comida jajajajjaja... la guatemalteca... y ante todo MEGAN que wna mas rica